
Por Diego Martín Flores
Me acuesto y pienso en ella. Camino y pienso en ella. Me freno y me doy cuenta de que no soy el único que no para de recordarla; es que aquel nene que sale del kiosco con sus caramelos me recuerda con su alegre silbatina lo que está por suceder; el “vamos vamos Argentina” me pone piel de gallina y no hace más que darme nervios para el encuentro del jueves próximo que definirá nuestra presencia en Rusia el año próximo.
El tiempo se hace eterno. Quiero, y a la vez no, que llegue el reloj a las ocho y media de la noche del jueves para ponerle fin a este sufrimiento. Un dolor que no sólo es futbolístico, sino que también es institucional y que no inició en las eliminatorias. Pero creo que el tiempo de discutir sobre lo que se podría haber hecho ya pasó. Es que tan sólo quedan dos paradas para definir el futuro de una selección que, sin una idea consolidada pero en vísperas de que el plan de su dt, Jorge Sampaoli, de frutos y lleve tranquilidad a todos los argentinos.
Los 23 citados por el cuerpo técnico se encontraron hoy en Ezeiza para ensayar y comenzar a delinear el equipo que recibirá a Perú, seleccionado que también se encuentra en la disputa por un lugar en el mundial. Contará con el debut de Pablo Perez y las vueltas de Gago y Enzo Pérez como las más eclipsantes.
La fecha de eliminatorias contará con muchos ingredientes que harán de ella un espectáculo inolvidable. El seleccionado argentino vuelve a disputar un partido oficial por eliminatorias en la Bombonera luego de casi 20 años (16 de noviembre de 1997, 1-1 con Colombia).
“Siempre tuve un defecto, no se decir que no” dijo Patricio Fontanet en una de sus canciones y es lo que le sucede (o por lo menos a mi) a la mayoría de los argentinos cuando hablan de su país y más cuando está involucrada una pelota y once jugadores por cada equipo.
En un momento trascendental, hay que estar acompañado. Es momento de pasarlo entre amigos, familia o compañeros de trabajo. Es hora de charlar, sentarse y tomar mate. Hablá con tus seres queridos y que te cuenten lo que sienten por la selección, cómo vivieron el mundial 86, qué goles recuerda, a quién admira; que te diga todo.
“Es la hora de alentar” y como dicen los libretos, en las malas mucho más.