
Cuando el verano arriba a este hemisferio, Pinamar es uno de los epicentros de la movida joven argentina. Es una oportunidad única para la venta anticipada de entradas para fiestas y boliches. Muchas veces, la comercialización se inicia incluso antes de viajar a la costa.
Pero no siempre sale redondo. Algunos turistas, tentados por las ofertas que le dan continuidad a la diversión, adquieren pases con promesas inconclusas. En las últimas horas, circularon a través de las redes sociales reclamos por la suspensión de al menos tres fiestas en esta ciudad balnearia por las que muchos de los damnificados no recibieron el reintegro del dinero, o recibieron sólo una parte, y dicen no tener a quién exigírselo.
Según la información recabada por este diario, se habían promocionado en Pinamar cuatro fiestas distribuidas entre el 17, el 20, el 23 y el 26 de este mes (aunque sería el próximo viernes, los rumores en la ciudad dicen que ya fue suspendida). El secretario de gobierno de la ciudad, Guillermo Benítez, informó a La Nación que se iban a realizar en el parador Gente (también conocido como Mambo), bajo el nombre “La Fontana”, y que estaban organizadas por “un grupo autodenominado Pinamar Summer Festival”.
“Al parecer, se superaron las expectativas de venta y les dijeron a los chicos que se haría en el casino de Valeria del Mar. La primera fiesta del 17 se pospuso un día por la lluvia. Todo a último momento. Cuando mi hijo y sus amigos asistieron les dijeron que el nuevo lugar no estaba habilitado”, contó Cecilia Mazzocco. Su hijo Ignacio, de 18 años, le había comprado la entrada a una joven. El combo por el cuarteto de eventos costó $1000. “No hay a quién pedirle la devolución del dinero”, agregó la mujer.
“Es un descontrol; una estafa”, es la frase que todos los consultados por este diario repitieron indignados. A media mañana de ayer, el intendente Yeza publicó en su cuenta de Twitter que había radicado la denuncia penal en la fiscalía a cargo de Juan Pablo Calderón y llamaba a los damnificados a presentarse ante el oficial de Justicia para presentar pruebas y atestiguar sobre lo ocurrido. Enseguida, una usuaria contó que ella tenía tres entradas para esas fiestas por las que su prima había pagado $800.
El funcionario Benítez indicó que lo que se investiga es “una presunta comisión del delito de estafa” porque las fiestas no se llevaron a cabo. Pese a que se trasladaron “al antiguo casino de Pinamar, se canceló porque el lugar no tenía habilitación ni certificación de bomberos de la costa ni de la policía”. Indicó que aún no hay un número identificado de damnificados por este problema.
El hijo de María Eugenia Fittipaldi fue uno de los tarjeteros. A través de un conocido, el joven y un amigo les ofrecieron a sus allegados, antes de viajar a Pinamar, pases para esas cuatro fiestas. Su madre se ocupó de supervisar de cerca de qué se trataba. Incluso acompañó a los jóvenes, una vez en la ciudad balnearia, a rendir el dinero de 60 entradas ante un hombre que, a su vez, le dijo que había sido contratado por un tercero. Con las fiestas suspendidas, finalmente lograron ubicar “a la cara visible” del evento “y al otro día nos regresaron parte del dinero”.
Al hijo de Viviana Persini le devolvieron $500 de los $750 que había abonado en Buenos Aires por los cuatro eventos. “No sabemos si es que habían organizado las fiestas sin pedir autorización al municipio,o el lugar (parador gente),no estaría en condiciones para semejante evento. El tema es que sin mas explicaciones suspendieron las fiestas”, enfatizó la mujer. Este diario solicitó información a la comuna sobre el procedimiento para la habilitación de ese tipo de eventos, tan recurrentes en esta época, pero aún no obtuvo respuestas.